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martes, 15 de marzo de 2011

Pena de muerte: Violencia Institucional

Cuando razón y emoción echan un pulso para dilucidar cuál de las dos impone un castigo ante un acto atroz, suele vencer el bando de las pasiones más viscerales. 
Esas pasiones que guían nuestra conducta son tan humanas como cotidianas, pero hemos sido nosotros mismos los que las hemos envilecido al catalogarlas como pecados mortales; bajo la nomenclatura de "Los Siete Pecados Capitales".
En las pasiones no existe el equilibrio en la balanza y tampoco la medida.


En la enumeración de Los Pecados Capitales hay un espacio reservado para un octavo que habrá caído en "El Olvido", ése mueble que fácilmente pasa inadvertido en algún rincón de La Historia, mientras el tiempo lo va cubriendo con capas y capas de polvo.
"La Venganza" es el pecado eternamente olvidado; a medio camino entre sentimiento y pasión, funcionando bajo el mandato caprichoso del instinto, nace de las ansias del afectado por saborear el sufrimiento reservado al agresor. ¿Hay algo más irracional que la venganza? Sí, sí lo hay. Se llama pena de muerte y es el mayor acto de violencia institucional.