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Mis Inmortales de Papel

GENIOS QUE, AL DEJAR CORRER SU TINTA, HAN ESCRITO Y SEGUIRÁN ESCRIBIENDO LAS PÁGINAS DE MI YO MISMA.

JOAN AIKEN, porque con "El gato Mog", experimenté por primera vez, a la temprana edad de cinco años, el placer de la lectura. Al azul y a las ilustraciones de las tapas de este entrañable libro de cuentos le acompañan, en mi memoria, la nostalgia, el cariño y la felicidad de tantas horas de lecturas, fantasías y juegos.  Éstos, han sido sentimientos compañeros en mi escalada de estanterías en bibliotecas, ávida de páginas por recorrer, mundos que explorar y aventuras por vivir.

MICHAEL ENDE, porque con "Momo", "El Ponche Mágico", "Jim Botón y Lucas el Maquinista" y "La Historia Interminable", me enseñó a soñar y me hizo disfrutar largos ratos volando la cometa de la imaginación. Probablemente, Michael Ende sea uno de los responsables de que, yo, hoy por hoy, aún conserve la codiciada e inocente ilusión tan característica de toda infancia.


JULIO VERNE, porque, además de vibrar y transportarme a escenarios "imposibles", la lectura de "Cinco Semanas en Globo", "Viaje al Centro de La Tierra" y "20.000 Leguas de Viaje Submarino", me ayudó a comprender el fondo de una de las reflexiones que éste gran visionario compartió, al sentenciar: "todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad". 


ENYD BLYTON, por su habilidad para juguetear con mi percepción de lo real y lo irreal, por humanizar brillantemente a la pandilla literaria Los Cinco, hasta el punto de no saber si en las apasionantes búsquedas de tesoros, mi papel había sido el de un extra o si se limitaba al de simple espectador.

AGATHA CHRISTIE, porque junto al audaz Hercules Poirot y a la entrañable Miss Marple, me inició en la llamada "novela negra", un arácnido que va tejiendo sutilmente la delicada trama, mientras su presa, el intrépido lector, se arriesga a ser devorado sólo por saciar su curiosidad, desenredando el ovillo de ideas que se enmaraña en mil y una conjeturas, en la sala de estar de la mente. Christie escribió el prólogo de mi idilio con la estética detectivesca, en la que nunca faltan "escena, crimen y pesquisas".

CARLOS RUIZ ZAFÓN, porque gracias a "El Príncipe de la Niebla" y "Luces de Septiembre", descubrí una de las drogas más sanas y placenteras que conozco: la intriga. Ese impulso que hace a los ojos recorrer las frases de forma vertiginosa y precipita el paso de las páginas de forma apresurada y compulsiva; ese ambiente tenso que arranca la voluntad al lector, para atribuir al autor, la potestad de decidir cuando cerrar el libro.


TERENCI MOIX, porque con "El Amargo Don de La Belleza", me hizo ver más allá de lo que el ojo humano es capaz de ver. Es más, Moix me ayudó a entender que también los agraciados con una hermosura casi divina, al igual que el resto de los mortales, desdeñan lo que ya tienen, anhelan lo que no pueden tener y sobre todo sufren, porque su don se rebela como una superficie opaca que no permite traspasar la luz hacia su interior.

WILLIAM SHAKESPEARE, porque gracias a sus tragedias y comedias; gracias a "Otelo", a "El Rey Lear" o a "Mucho ruido y pocas nueces", aprendí a amar y a disfrutar del Teatro de La Vida. Un teatro errante, que vaga sobre el escenario de la reflexión, con la ayuda del apuntador más reivindicativo; en el que las tramas se alimentan de amores, prejuicios, pasiones, moralidades, celos, envidias y traiciones; en donde reverberan los ecos de risas y llantos y sobrevive el recuerdo de algún que otro "mutis por el foro".

ANTONIO BUERO VALLEJO, FERNANDO FERNÁN-GÓMEZ, HENRIK IBSEN y todos los geniales dramaturgos que al trasladar la escena de su imaginación al papel, me han hecho sentir pasión por el teatro al vivir intensamente sus tramas y compartir el sentir de sus personajes con sus "Tragaluces", sus "Bicicletas son para el verano" y sus "Casas de Muñecas".

EDUARDO MENDOZA y GEORGE ORWELL por haberme enseñado a ornamentar mi espíritu de denuncia con artificios literarios. Éstos dos inmortales de las letras imparten en sus obras "Sin noticias de Gurb" y "Rebelión en la granja" una clase magistral acerca de cómo emplear la sátira y la fina ironía. Consiguen entretener al lector con un relato ameno, e incluso arrancarle más de una carcajada socarrona,  mientras lo involucran en una situación o realidad cuestionable éticamente y, como resultado, en un acto de introspección.

PÍO BAROJA, porque con "El árbol de la ciencia" recoge uno de los debates filosóficos más interesantes planteados desde el mundo de la literatura. Baroja plantea en esta obra la pregunta ¿qué actitud individual adoptar ante la realidad en estado puro, cruda y sin sazonar? ¿tal vez mirar para otro lado para no sufrir o, por lo contrario, tomar partido en un entorno más acotado? ¿es la mirada contemplativa la conducta que reporta mayor satisfacción?

GARCÍA MÁRQUEZ, por su obra maestra "Cien años de soledad" máximo exponente de la corriente literaria  conocida como "realismo mágico" . Un movimiento caracterizado por una narrativa en la que se intercalan descripciones pormenorizadas nacidas de lo real aderezadas con rasgos que escapan a la razón y a la lógica de lector y son, sin embargo, incluidos con suma naturalidad por parte del autor. Ante esta obra, los sentidos se rinden, la imaginacíón se suelta el pelo y la carcajada se precipita con las aventuras y desventuras vividas por los habitantes del singular "Macondo".



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