Busca en Púrpura

La Ofensiva a "Nunca Jamás"

Nunca conseguí ponerle nombre a lo que muchos conocen como vocación. Jamás pude dibujar con escuadra y cartabón los planos de mi futuro. Pero siempre supe que, en una de las habitaciones del Hostal de La Vida, colgaría el letrero con la leyenda reservado para hospedar a cada uno de los libros que han proporcionado, proporcionan y seguirán proporcionando sustento, sosiego y compañía al trotamundos que es mi alma.

CUANDO ESTALLA LA BURBUJA

Nace, está naciendo, ha nacido. Se trata de un nacimiento muy peculiar: la criatura únicamente ha sufrido un cambio de hábitat, sólo la situación en el espacio es la diferencia; no le ha sido arrebatado el ambiente protector del vientre de la madre: sigue rodeada de líquido amniótico adoptando una postura fetal.


No se trata de un alumbramiento abrupto: la criatura está contenida en una burbuja. Está contenida en una pompa de jabón, de paredes suaves y casi imperceptibles por el tacto.

La burbuja es posible: en ella hay vida, de hecho existe gracias al aire que contiene. Su conjunto conforma un microcosmos: al ser atravesada por un haz de luz se refleja en ella toda imagen, toda percepción visual y en ella confluyen todos los colores y tonalidades que el ojo humano puede captar.
Es transparente, sus paredes gozan de tal dosis de diafanidad que es también difícil de percibir mediante la vista, la retina podría llegar a considerarla una ilusión óptica. Su nitidez la hace vehículo de relación entre el mundo exterior y el microcosmos al que da lugar.
Es vulnerable, a la vez que dota de carácter de inmune a la criatura que contiene; una leve alteración del sonido o una simple corriente de aire pueden hacerla temblar, al mismo tiempo que su estructura circular y cerrada hace rebotar en sus paredes toda agresión procedente del exterior.

La criatura sigue sometida a un ritmo normal de crecimiento, y con los días, los meses y los años de vida, va asimilando un mayor número de experiencias. Las experiencias van siendo organizadas y contribuyen a la emisión de juicios, forman ya un todo organizado: la criatura ha accedido a tener conciencia. Tener conciencia de lo qué es y de cómo es su propio ser, tener conciencia de lo qué es y de cómo es... ¿el mundo? No, no puede acceder al conocimiento del mundo exterior, se lo impide la burbuja en la que está contenida. Nunca ha tenido contacto con el mundo exterior, todas las vivencias que conforman su experiencia remiten al microcosmos que genera la burbuja. Así, la percepción de los colores, de los sonidos, de los sabores, de los olores y de las sustancias, es mera ilusión. Pero la criatura no capta el carácter ilusorio de su percepción: su mundo es el único y verdadero, es el único mundo posible. La burbuja ha funcionado como escudo, ha rechazado lo negro, lo estruendoso, lo amargo, lo maloliente y lo duro; y por lo contrario ha sido permisiva con lo blanco, lo armónico, lo dulce, lo perfumado y lo blando. Con esta caprichosa selección, la criatura no ha tenido opción a un mundo íntegro, sólo tiene conocimiento de lo que ha percibido y así lo ha asimilado.

Burbuja y criatura están íntimamente ligadas, son continente y contenido, pero no son la misma sustancia. Así, cada una de ellas goza de un espacio vital garantizado por el no contacto físico.

La criatura ha sido obligada, por las leyes de la naturaleza, a continuar con su progresivo ritmo de desarrollo, pero la burbuja no ha variado sus dimensiones. El espacio físico que media entre ambas es amenazado, está siendo amenazado; se produce el contacto físico, se está produciendo el contacto físico.
La criatura ha rozado de forma casi imperceptible una de las paredes de la burbuja; la burbuja ha experimentado una agresión física.
La burbuja estalla, la burbuja está estallando; se descomponen los colores, se desmaterializa la sustancia, se distorsionan los sonidos y se dispersa el aire contenido: resplandor, dureza, estruendo y caos.
La criatura queda incompleta, está quedando incompleta: muere su mundo, está muriendo su mundo; está desprotegida, está siendo desprotegida. Recibe agresiones del exterior: percibe el cúmulo de sensaciones del que nunca ha tenido conciencia. Capta lo negro, lo estruendoso, lo amargo, lo maloliente, lo duro; lo negro le impide ver lo blanco, lo estruendoso le impide oír lo armónico, lo amargo le impide degustar lo dulce, lo maloliente le impide oler lo perfumado y lo duro le impide sentir lo blando. Oscuridad, estruendo, amargura, hedor y dureza. Lo capta, lo está captando: confusión, hecatombe y caos.

Cuando estalla la burbuja, la criatura pierde su identidad.
Cuando estalla la burbuja, la criatura adquiere conciencia del mundo exterior.
Cuando estalla la burbuja, la criatura capta lo negro y lo blanco, lo estruendoso y lo armónico, lo amargo y lo dulce, lo maloliente y lo perfumado, lo duro y lo blando.
Cuando estalla la burbuja, la criatura atrae las sensaciones de desprotección, vulnerabilidad, miedo, incapacidad y angustia.
Cuando estalla la burbuja, la criatura semeja un parásito, se identifica con un ser no autosuficiente, con un ser sin existencia propia.
Cuando estalla la burbuja, la criatura busca en su interior la seguridad que ya no tiene e inconscientemente hace despertar su instinto de supervivencia.
Cuando estalla la burbuja, la criatura organiza sus percepciones, sensaciones e impresiones.
Cuando estalla la burbuja, la criatura lucha contra la confusión, la hecatombe y el caos.

La criatura participa del concepto de autosuficiencia, goza de existencia propia y de libertad de elección; tiene opción a un mundo íntegro, cuando estalla la burbuja.

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