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El Instinto de Fusión

Amar es, de todas las palabras conocidas, la única que se resiste a ser definida.

El verdadero significado de amar no aparece en los diccionarios, no se explica en las aulas, ni se proclama en las tribunas o en los foros.


Amar seguiría siendo una palabra vacía, una incógnita, de no ser por los afortunados que a cada instante experimentan el anhelo y la ilusión de compartirlo todo con el otro; el ser que conciben como su otra mitad, sin  el que se sienten incompletos y en cuya ausencia, el Reloj del Tiempo queda, en manos de la gélida Espera, congelado, hasta la misma Eternidad.




Los grandes sabios aseguran que no hay anhelo más humano que el de generar riqueza de la nada; ni mayor reto que el de hallar una sustancia capaz de sanar todas las enfermedades; ni mayor quimera que la de alcanzar la inmortalidad.


Según cuenta la leyenda, fue un viejo alquimista el que dio con la mayor verdad sobre las leyes del Universo: 

_” ¿De dónde nacen las fuerzas para buscar y buscar, sin resultado, durante años?_reflexionaba el viejo acerca de lo que nos mueve a anhelar y a buscar mientras hay vida_ ¿Qué mantiene el ánimo para seguir intentando llegar, fracaso tras fracaso, al objetivo fijado? ¿Todo se reduce al bienestar físico? ¿Y si diésemos con esa enorme fuente de riqueza, tendríamos garantizada la felicidad completa? ¿El regalo de la inmortalidad, nos produciría hastío vital o simplemente haría que desdeñáramos todo lo que nos hace afortunados y nos pasa inadvertido? ” 

Fue entonces cuando el viejo alquimista, a pesar de su avanzada edad y de sus cansados ojos, vio tan claro como jamás había visto. Tomó conciencia de la magnitud de su hallazgo, y embriagado, sentenció: 

_”El Amor es el componente esencial de la Fórmula Magistral de La Vida; el que nos hace humanos, el que genera vida, el que nos proporciona aliento. 

El amor puro, químico y espiritual, es la suma de todos los talentos de la mente y el alma.

El Amor es la belleza, que nos inspira; y la motivación, que nos mueve. 
Es la curiosidad, que nos impulsa a conocer; y la confianza, que nos acerca. 
Es la complicidad, que habla por nosotros; y la amistad, que nos mueve a compartir. 
Es la tolerancia, que nos ayuda a respetar; y la empatía, que nos permite comprender. 
Es el cariño, que nos lleva a querer; y la pasión, que nos hace sentir. 

El amor puro, químico y espiritual, es la piedra filosofal que todo ser humano ansía encontrar, pues es la única fuente de fuerza y energía de la belleza incombustible, el elixir de la eterna juventud y la llave de la felicidad completa.”




Es la historia de una triste dama…

Atrapada en un castillo por una terrible maldición;
día tras día, mes tras mes, año tras año
médicos y magos, pócimas y conjuros, sólo encontraron fracaso
al intentar liberar a la triste dama de su cruel prisión.

Un día, que como cualquier otro amaneció,
tornó en extraordinario, porque la triste dama soñó,
confundiendo sueño y realidad,
con un apuesto y fuerte caballero, un príncipe azul, un príncipe de cuento.

Durante un instante, efímero y eterno, el cansado corazón su letargo interrumpió
y la sonrisa el rostro coloreó, mas, así como el sueño se consumía,
así la desesperanza se adueñaba de la triste dama,
resignada a una existencia secuestrada.

Tras el sueño intensamente vivido, el apuesto caballero, convencido de su sino,
decidió emprender su marcha, en busca de la triste dama,
y con sorpresa vio, cuando salió de su morada,
que a su caballo le habían nacido alas.

-“Dicen que al amor lo pintan ciego y con alas. Ciego para no ver los obstáculos
y con alas para salvarlos.”_se dirigió el Pegaso a su asombrado dueño.
Bastaron entonces las explicaciones y con un gesto de agradecimiento
el valeroso jinete subió a lomos de su caballo alado.

Tras un largo viaje, plagado de peligros, contratiempos y trampas
el apuesto caballero y EL AMOR, su Pegaso,
llegaron a la entrada del coloso
que tenía encerrada a la triste dama.

El apuesto caballero, sostenido por EL AMOR
y contagiado por la pasión y la fuerza del caballo alado
proclamó, con toda la potencia de su voz y sin ningún temor,
la inmensidad de su sentir por la triste dama.

Al instante, se produjo un clamor sobrenatural, un enorme estruendo,
el suave aliento de un enamorado había provocado
la destrucción de la malévola fortificación
como un castillo de naipes es por un soplido derrumbado.

Tras la caída del fuerte y en una atmósfera de irrealidad,
la triste dama se hizo visible y como si del sueño tan añorado se tratase,
pero esta vez, revivido por más de un efímero instante,
la triste dama y el apuesto caballero, al fin, podían tocarse.

Cuando el apuesto caballero, embelesado por la belleza de la triste dama,
pudo pasear la mirada a su alrededor,
advirtió que su Pegaso ya no estaba; mas, sí estaban sus alas,
que envolvían con celo y en un halo de protección a los dos amantes.

Esas alas, las alas de EL AMOR, que arropaban a dama y caballero,
sentenciaron en voz alta y clara:
-“Tú, dama, ya no eres triste dama, sino dama liberada.
Porque EL AMOR no tiene cura, pero es la única cura para todos los males”.










1 comentario:

  1. A "El Dependiente" (http://diariodependiente.blogspot.com): Gracias y disculpa por los problemillas técnicos en la primera publicación de los comentarios de mi blog, ¡ups! :S
    Adjunto tu comentario a esta entrada en el siguiente enlace:
    http://tinta-purpura.blogspot.com/2011/02/de-todas-las-palabras-conocidas.html#comments
    Hasta la próxima página ;)

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